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Los problemas de sueño en el autismo

El sueño es fundamental en el desarrollo del niño. Investigaciones recientes señalan que entre el 50 y el 80% de los niños con autismo presentan trastornos relacionados con el sueño, y ello afecta a la calidad de vida del niño y de su familia. Hasta ahora no se ha podido definir con precisión la causa de estas alteraciones. Cuando Erik era un bebé, prácticamente no durmió durante los primeros 7 meses de vida, y hasta los 4 años sus sueños eran muy intranquilos. Podéis imaginar lo duro que fue para todos, tenía que llevarlo en brazos continuamente, permanecer a su lado de forma constante y aún dormido cambiaba de posición cada minuto. Entonces no sabíamos sobre los desórdenes sensoriales u otros temas relacionados con el autismo. Sí os puedo comentar que empezar con actividades propioceptivas, vestibulares y tactiles, además de establecer rutinas y practicar colecho durante años fueron las soluciones. Con todo, en este artículo voy a ir detallando estrategias.


Mejorar la calidad del sueño para mejorar la calidad de vidaFuente: https://elpais.com/elpais/2019/04/01/mamas_papas/1554124032_193488.htmlLa falta de sueño nos vuelve irritables. Por lo que su falta empeora nuestro estado”, explica el doctor Juan Antonio Madrid, catedrático de Fisiología y Especialista en Cronobiología por la Universidad Pierre y Marie Curie de París. “Es necesario que se tenga en cuenta este factor ya que si a una persona sin trastorno que no duerme bien le puede producir algún tipo de alteración conductual, con los TEA ocurre lo mismo”, reitera Madrid. Según el experto, normalmente, “toda persona que duerme mal, luego tiene un mal rendimiento. El sueño reparador limpia las toxinas durante el día, por lo que mejorarlo, aunque solo sea un 10%, un 15%, puede tener una repercusión muy positiva a lo largo de la vida”.“Además, los niños con TEA tienen una hiperrespuesta sensorial a los ruidos, a los estímulos, y suelen padecer más ansiedad. Normalmente, los pequeños sin trastorno tienen unos niveles de cortisol, hormona que se libera como respuesta al estrés, por la mañana y esta va disminuyendo de forma paulatina hasta la noche. Pero en los menores con TEA, estos niveles bajan menos, lo que les impide conciliar el sueño con facilidad”, explica el doctor Gonzalo Pin Arboledas, pediatra y director médico de la unidad del sueño infantil en el Hospital Quirónsalud Valencia.

Estrategias básicas

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  • Registro diario durante al menos dos semanas en el que se anotarán la hora en la que se le acuesta, comidas y bebidas que el niño toma hasta dos horas antes antes de acostarle, qué hizo en las dos últimas horas, las veces que se despierta en la noche, la hora en la que se despierta para levantarse, si duerme siesta (cuánto tiempo). Este registro ayudará a descartar o ver patrones comunes.
  • Prestar atención al ambiente en donde duerme el niño: 

o   Un cuarto fresco, oscuro y silencioso (algunos puede que necesiten una lamparita)o   Eliminar ruidos y voces cuando el niño vaya a acostarse (y esté dormido)o   Una cama cómoda, sábanas que no le molesten en texturas o colores u olores (algunos niños van a necesitar sábanas con peso según su perfil sensorial)o   Pijama que sea adecuado, mejor sin etiquetas. Para algunos niños con desórdenes propioceptivos, prendas ajustadas ayudan. Prendas sueltas y ligeras para los hipersensibles al tacto, por ejemplo. Consulta el perfil sensorial con el Terapeuta ocupacional.o   Comprobar si los almohadones son agradables para el niñoo   Averiguar que no haya elementos que le molesten, alteren o descompensen (a Erik, por ejemplo, le molestaba el ruido que le llegaba desde un radiador o podía quedarse fascinado mirando los rayos de luz entrando por rendijas de cortinas)o   Conocer objetos que puedan darle seguridad: sus peluches u otros objetos. Niños con desórdenes sensoriales pueden beneficiarse de mantitas de peso u otros elementos que proporcionen peso.

  • Crear la rutina de “ir a dormir”: ello reduce los niveles de estrés al hacerse predecible y saber qué se espera de ellos. A algunos niños les puede ayudar también acompañarlo con un horario visual co 4 ó 5 pasos cortitos y sencillos:
  • Actividades tranquilas al menos 2 horas antes: Horas antes de ir a la cama, asegurarnos que el niño se encuentra en actividades relajantes: dibujar, música tranquila, leer un libro, yoga, plastilina, amasar, apretar u otras actividades propioceptivas.  Intenta evitar las tablets o dibujos animados muy movidos, así como juegos estimulantes que impliquen correr, saltar, cosquillas marchosas, etc. 
  • Transición gradual: Asegurarnos que le vamos a dar al niño un tiempo para que «asimile» que es momento de ir a la cama. Es decir, no hacerlo de improviso, sino ir avisándole en el medio de su actividad favorita. Así el niño va haciéndose de la idea que se acerca el momento de ir a la cama. En el caso de que el niño no maneje el concepto del tiempo, podemos utilizar un timer o reloj de arena como ayuda. (consejo de Pedro Sánchez, de Red Sensorial)
  •  Suprimir las siestas a partir de cierta edad: A partir de los 3 ó 4 años se aconseja evitar los tiempos de sueño durante el día. Así puede llegar más cansado al momento de acostarse a la noche.
  •  Ejercicio físico debe mantenerse rutinas con actividades reguladoras y ejercicio físico. La terapia de integración sensorial y los deportes (natación, equitación, atletismo, escalada, montar en bici…) le van a ayudar. Paseos diarios al aire libre también son recomendables, sobre todo por lugares tranquilos como bosques.
  • Evitar alimentos y bebidas que lleven azúcar, grasas saturadas, glutamato…
  • Considerar los problemas de salud  que puedan afectar al sueño:  dolor (oídos, tripita, dientes…), gases, estreñimiento, reflujos…  Alergias, ronquidos, asma u otros problemas respiratorios.. Consulta con el pediatra siempre y no pruebes medicamentos sin supervisión médica.  
  • No dudes en practicar COLECHO con tu hijo si eso os va ayudar a dormir y a prevenir ansiedad y estrés. 

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