Alrededor del año, los niños pueden ser capaces de agarrar una pintura y garabatear con ella. De manera progresiva irán mejorando su control manual así como el agarre, de forma que sus trazos serán más y más definidos hasta alcanzar la escritura. Lograr un buen agarre del lápiz es importante, ya que si no es correcto se provoca fatiga, trazos poco precisos, mala caligrafía, vicios de posición… y el niño puede incluso rechazar esta actividad.
Mil gracias! Me ha sido muuuuy útil
Muchas gracias por tanta ayuda que nos das nos viene genial